Oculto en el desierto de Chihuahua en Nuevo México se encuentra una
de las grandes maravillas de Dios: las Cavernas de Carlsbad. Al
visitante casual, si oscura entrada le puede parecer poco interesante,
como el estéril desierto que las rodea. Sin embargo, allí hay delicadeza
y grandeza, ese es un lugar en el que a través de los siglos pequeñas
gotas de agua, silenciosas en la oscuridad, han construido un monumento
de extraordinaria belleza de quince metros de altura. Gota tras gota,
depositando partícula, un dedo que parece de mármol comienza a crecer.
Al final, este proceso forma una enorme columna; así, se crean las
esculturas dentro de las cavernas.
Un proceso similar ocurre dentro de cada uno de nosotros. Cuando un
solo pensamiento llega a nuestra mente, deja sedimento que entra a lo
más profundo de nuestra alma, formando nuestras propias columnas…
columnas de carácter. Si permitimos que los pensamientos inmorales,
egoístas y violentos llenen nuestra mente, formamos columnas de mal y
fracaso. Si llenamos nuestra mente con la verdad y el amor, formamos
columnas fuertes y bellas dentro de nuestra alma.
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