Edwin C. Barnes tenía un deseo ardiente de convertirse en un asociado
de negocios con el gran inventor Thomas a. Edison. No quería trabajar
para Edison, quería trabajar con él.
Como un paso hacia convertir su sueño en realidad, Barnes solicitó
trabajo en el laboratorio de Edison en Nueva Jersey. Lo contrataron como
empleado de oficina y le pagaban el sueldo mínimo, lo que era algo muy
lejos de una sociedad.
Los meses pasaron sin ningún cambio en su condición ni en su relación
con Edison. La mayoría de la gente se habría rendido, sintiendo que su
trabajo no la llevaba a ningún lado. Barnes, sin embargo, permaneció
firme. Llegó a darse cuenta por completo del ambiente en la oficina y
del trabajo de cada persona, y buscó maneras de lograr que el trabajo de
cada uno fuera más placentero y eficiente. Sobre todo, permaneció
dispuesto y optimista. Vio todo lo que hacía como preparación para el
día cuando llegara a ser socio de Edison en una nueva empresa.
¿Tienes una meta en mente o en tu corazón hoy?
Puedes estar seguro de que la alcanzarás mientras sirves a otros y
los ayudas a alcanzar sus propias metas. La ayuda que le ofreces a un
miembro de la familia, a un vecino, a un compañero de trabajo o a tu
jefe hoy regresará a ti en éxitos mañana.
Tal vez la oportunidad te llegue hoy disfrazada de mala suerte,
derrota, rechazo o fracaso. Mira más allá de los problemas para
considerar las posibilidades. En fe, ayuda a una persona a superar sus
dificultades y te sorprenderás por las cosas buenas que Dios envía a tu
camino.
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