lunes, 1 de julio de 2013

Acallar la mente

Cuentan la historia que un día un joven andando por las afueras de su ciudad se encontró un genio en una lámpara. El genio le dijo que le daría todo lo que quisiera con una sola condición: nunca debería dejar de pedirle cosas sino le mataría. El joven aceptó entusiasmado le pidió, coches, casas, mujeres… de todo hasta que llegó a un punto en el que ya tenía de todo y le dijo que no quería nada más. El genio tal y como había prometido empezó a perseguirle para matarle. Corrían y corrían uno detrás del otro cuando por casualidad pasaron por delante de un monasterio donde habitaba un monje muy sabio. Al verlos correr el sabio le preguntó al joven:
-¿De que huyes tan despavorido?
-Del genio. Si no le pido algo más me matará y yo ya no se que pedir más.
El sabio pensó un momento y le dijo:
-No debes huir del genio. En lugar de eso es mejor que le dés trabajo en algo repetitivo para que esté distraído.
Así fue como nuestro joven amigo le dijo al genio que subiese al árbol más alto y después bajase. Y que después volviese a subir.

En este cuento se nos habla de la mente que es un genio y que nos dará todo aquello que le pidamos. Pero también nos advierte de los peligros de la mente que nunca tiene suficiente.
El árbol guarda relación con la respiración. Quien se fija en el ritmo de su respiración en lugar de en sus pensamientos puede conseguir acallar la voz de su duende interior.
Otra forma de mantener las formas pensamiento a raya es cantando. Dicen que los ángeles cantan y no hablan. Cuando te encuentres deprimido/a y veas que tu cabeza va loca, prueba a cantar un rato. Tu ser interior te lo agradecerá.

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