Léelo, trata de no llorar y compártelo en tu muro!!!
Saliendo de casa al recorrer unas cuadras recordé que una vez más olvide pedirle perdón a mi padre.
Ayer entre mi novia, las tareas cotidianas perdí noción del tiempo, sé que me equivoque con él....
Pero hoy al regresar del trabajo tratare de pedirle disculpas.
El viejo me preparo el desayuno antes de salir, solo vivimos los dos en
la casa y se siente tan grande sin la presencia de mi madre. Papa
mientras escurría el saquito de té, me miraba a los ojos sin mencionar
palabra alguna, note una lagrima caer por su rostro, pero rápidamente se
la seco con su mano y yo le reste importancia. El extrañaba mucho a mi
madre quien partió hace tres meses hacia el cielo, dejándonos tan solos
en el vacío de un hogar sin su sonrisa, sus palabras en un manto de su
ausencia que generaba un inmenso dolor.
Esa tarde al llegar a
casa no encontré a mi padre, tal vez salió de compras pensé por un
instante, mientras encendía mi computadora para leer mi correo
electrónico, pero para mi sorpresa junto a la PC había una carta, la
cual me dispuse a abrir y a leer atentamente.
Querido hijo:
En estos días he sentido tanto la ausencia de tu madre, me siento algo
viejo y cansado de la vida, casi tú no estás en el hogar y las paredes
son témpanos de hielo que congelan mi corazón. Esta mañana al prepararte
el desayuno te quería comentar sobre mi enfermedad, pero estabas tan
apurado que saliste corriendo de casa como siempre.
Sabes hijo
nunca podrías llenar el vacío que dejo tu madre, pero cuanta falta me
hacían tus palabras, aquellas que guardabas detrás de tus labios y que
nunca podía sacar, me dolía tanto tu silencio!!!
El médico me
dijo que me quedaba poco tiempo de vida, estoy pasando tal vez los
últimos momentos, pero quiero que sepas que si en algo me he equivocado
como padre sepas perdonarme, aquello que dije, hice fue por tu bien,
espero entiendas mi actitud.
Fueron cincuenta años al lado de
tu madre y la extraño tanto que ya no quiero seguir aquí en esta vida
que cada día pesa un poco más. Tu eres grande, mayor de edad, te quedara
esta casa, mi auto y en el placar de mi habitación están mis ahorros de
toda la vida, creo que ellos te solventaran por un tiempo, no los
malgastes en tus tonterías.
Hijo he decidido partir en el mismo
viaje que tu madre, en aquel tren que se la llevo de mi lado, pero me
reencontrare con ella, como aquel primer día, y ya nadie podrá
separarnos.
Mi joven y valiente pequeño te escribo esta carta
para decirte hasta siempre, y recordarte que te amo. No me llores cuando
parta porque yo habré hallado la felicidad!!!
Te ama, tu padre.
Una lágrima se apodera de aquel joven que al cerrar la carta con su
puño bien fuerte, es interrumpido por una llamada del hospital. El
silencio se ocupo de sus labios una vez más y salió apresuradamente
hacia el nosocomio, pero su esfuerzo fue en vano, su padre ya había
salido de viaje.
Reflexión:
EL PERDON desata toda
herida, no lo guardes detrás de los labios, si te equivocas pide perdón,
si te lastiman perdona, la vida a veces nos sorprende y la muerte a
veces se lleva vuestro silencio.
Autor:
Gabriel Gustavo Cocconi
Córdoba-Argentina
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